Esa es una cuestión importante para quienes están en proceso de comprar una vivienda. No es un tema nuevo, pero sí que es un asunto casi nadie se planteaba antes del estallido de la crisis (tampoco las entidades financieras lo ofrecían tanto como en este momento).
Para que nos hagamos una idea de la importancia de este dilema, en este año las hipotecas firmadas a tipo fijo han alcanzado en Abril un nuevo récord. Según los datos publicados por el INE el 41,8% del total de las hipotecas firmadas en nuestro país fueron a tipo fijo.
Lo que distingue a los dos tipos de hipoteca (con tipo fijo o variable) es el tipo de interés que se aplica. En el caso de una hipoteca a tipo fijo, el tipo de interés no va a cambiar con el tiempo. Esto quiere decir, que si por ejemplo pactas un tipo del 3% anual en una hipoteca a 20 años, vas a pagar ese mismo tipo de interés del 3% durante todos los años de vigencia de la hipoteca.
Por el contrario, con una hipoteca a tipo variable, ese porcentaje de intereses cambia con el tiempo. En la mayoría de los casos la revisión del tipo de interés será anual y se calculará en función del índice de referencia (normalmente es el Euribor) al que se le añade un diferencial. El porcentaje resultante se aplicará sobre el saldo vivo de la hipoteca, que es la cantidad pendiente de pagar y cambiará en la siguiente revisión.
Una hipoteca a tipo variable es en cierto modo una apuesta a que los tipos de interés seguirán bajos a futuro durante una buena temporada. Esta apuesta, nos puede salir bien o mal.
Si acertamos, pagaremos mucho menos de hipoteca al comprar nuestra casa. En caso contrario, como ya se dio durante los años 2007 y 2008, en los que el Euribor subió por encima del 4%, afrontar la hipoteca puede requerirnos mayor esfuerzo.
Teniendo esto presente, las ventajas de una hipoteca a tipo variable serían:
La mayor ventaja de una hipoteca a tipo fijo es la baja incertidumbre en cuanto a los pagos que requerirá nuestra hipoteca, porque la cuota a abonar será siempre la misma. Para muchas personas esta tranquilidad vale la pena y compensa el incremento en el precio de la hipoteca.
La desventaja, mayor es precisamente el que requiera un mayor esfuerzo de pago, ya que la cuota del préstamo suele ser mayor, algo que se nota sobre todo en los primeros años. El tipo de interés inicial es más alto y el plazo de amortización es menor. Menos años y más intereses hacen que la cuota mensual sea mayor, al menos al inicio del préstamo.
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